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Cartas Rojas #6 2017

El mes de la dislexia ya se acabó pero seguimos recibiendo Cartas Rojas.

En la carta que publicamos hoy, una madre cuenta las difíciles experiencias que ha vivido junto a su hija y llama la atención a las dificultades que ha tenido su hija para entrar en la formación profesional.

Sr. Ministro:

Soy madre de una niña de 17 años, que después de sobrevivir al sistema educativo durante 13 años, ha conseguido completar su Educación Secundaria Obligatoria. Cuando digo sobrevivir, me refiero literalmente a SOBREVIVIR. Se lo explico:

Mi hija tiene dislexia y TDA, pero ni el centro educativo ni el centro sanitario supieron detectar los signos y alertas de estas dificultades de aprendizaje que eran tan evidentes y que tuvieron consecuencias psicológicas muy dolorosas para mi hija. La falta de formación del profesorado en estas dificultades etiquetó a mi hija de “vaga”, “no quiere trabajar”, “va muy mal”, “tiene problemas de comportamiento”… los equipos de orientación estaban ocupados con los niños de necesidades especiales y solamente atendían a otros niños con 2 años de desfase curricular, mientras la niña intentaba disimular sus problemas de lectoescritura para no ser “la tonta de la clase”. Como se puede imaginar, no se puede disimular algo que se desconoce, por lo que su autoestima cayó en picado, al borde de la depresión.

No tuve otra opción que acudir a un centro privado, donde el diagnóstico confirmó las dos dificultades de aprendizaje. Hacía falta tratamiento logopédico… privado, y psicólogico… privado. Una familia monoparental, como la mía y otras muchas, no pueden hacer frente a estos gastos, así que llegaron las tardes y noches interminables de deberes, la somatización de la presión, la diferencia abismal entre esfuerzo y resultado, una infancia y una adolescencia sin otra actividad que estudiar, no había tiempo para más.

Le cuento esto, porque en el momento en que mi hija cree que su infierno ha terminado y puede por fin estudiar lo que realmente le gusta y le motiva, el sistema educativo vuelve a fallar. No hay plaza en Formación Profesional, la opción educativa que su ministerio no consigue fomentar, a pesar de los datos del último informe de la OCDE:

“En España, los jóvenes adultos entre 25 y 34 años con formación profesional de grado superior tienen una tasa de empleo superior (74%) que aquellos con una cualificación general (63%). Las tasas medias en los países OCDE son del 80% y del 70% respectivamente. Pese a esto, España tiene una de las tasas más bajas de matriculados en FP de la OCDE (12 frente al 26%)”.

Sr. Ministro, con una tasa de menos del 50% de matriculación en FP frente a los países de la OCDE ¿Cree usted que disminuirá el fracaso escolar? ¿Cree usted que disminuirá el paro? ¿Cree usted que puede dejar este vacío en el sistema educativo y que aumente el número de adolescentes que engrosan las listas de ninis? ¿Cree usted que es justo que, después de una carrera de fondo para poder conseguir la titulación de la ESO, mi hija se quede sin plaza para poder continuar sus estudios? … Una vez más sólo queda abierta la puerta de la enseñanza privada. Algo habrá que hacer, Sr. Ministro.

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